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Me tiré al repartidor delante de la webcam

Me tiré al repartidor delante de la webcam

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 10 marzo, 2023

Mi vida suele ser bastante caótica, no os voy a engañar. Intento dejar tiempo para todo lo que quiero o tengo que hacer, pero a veces me cuesta hasta salir de casa. Creo que es algo que nos pasa a todos, especialmente en esta sociedad que va siempre tan deprisa, que estresa tanto… A mí me da ansiedad hasta salir a hacer la compra, porque suelo estar muy cómoda en mi casa, a mi aire, sin tener que arreglarme, sin aguantar colas, miradas insolentes… Es una sensación que tengo desde hace tiempo, y que creo que compartimos muchos y muchas. Tanto es así que a veces ni siquiera recuerdo hacer la compra, y me veo sin nada para preparar una cena, por ejemplo. No es que me ocurra todas las semanas, pero tampoco niego que haya sido solo una vez, porque es algo recurrente. ¿Qué hago en esas situaciones? Supongo que lo que hace todo el mundo: pedir comida a domicilio. Sí, ya sé que no es la opción más saludable, y desde luego tampoco la más económica.

Pero la verdad, tengo una buena constitución y me encanta hacer ejercicio en casa, así que de lo primero no tengo que preocuparme demasiado, y lo segundo… Bueno, me va bastante bien con mi webcam, y a veces incluso he utilizado el truco de hacerme la pobrecita delante de mis seguidores, con mucha hambre, para que las propinas suban. Con lo que ellos me dan tengo de sobra para pedir lo que quiera, y normalmente, la elección suele ser pizza. Es una opción que me encanta de vez en cuando, especialmente la cuatro quesos, que es con mucho  mi favorita. Precisamente, una de esas ocasiones en las que decidí pedir comida a domicilio se convirtió, sin esperarlo, en una de las experiencias más excitantes de mi vida. Lo habitual es que los repartidores que vienen a traerme la comida sean jovencitos, la mayoría de ellos desgarbados y con poco atractivo. Pero de vez en cuando la suerte se pone de mi parte, como en aquella ocasión en la que un monenazo de ojos verdes y cuerpo perfecto vino a traerme una pizza… y me entregó algo más.  

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Me acosté con un fan… ¡y me encantó la experiencia!

Me acosté con un fan… ¡y me encantó la experiencia!

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 19 julio, 2022

Hay un refrán muy conocido en España y en otros muchos países que dice “nunca digas de esta agua no beberé”. Se trata de una frase popular que viene a explicar lo peligroso que es asegurar que no haremos algo, porque nunca sabemos lo que nos deparará el futuro. Muchas personas se aferran a esas promesas, a sus propios valores como base de lo que hacen y dicen, pero al final las circunstancias cambian y se ven en situaciones complejas. Tal vez pienses que jamás te enamorarás de una chica siendo mujer, o que no estarías nunca en una relación abierta porque eso no es para ti… Pero la gente, aunque no lo parezca, también cambia, evoluciona, y lo que antes parecía imposible de pronto se vuelve muy real. Cuando yo misma comencé como modelo erótica me dije que jamás entablaría una relación personal con ninguno de los fans del chat. Y sin embargo…

Si algo he aprendido a lo largo de mi bagaje por este mundo es que es mejor no dar nada por sentado, ni siquiera con uno mismo. Debes tener las ideas muy claras y a veces ser incluso inflexible, pero hay momentos en los que no puedes evitar caer en tentaciones que te parecían imposibles siquiera unos años atrás. De hecho, me parecía más improbable tener sexo con un fan que estar haciendo de modelo erótica frente a la webcam. Para mí, lo de desnudarme ante los demás era algo natural, y ponía ese punto vicioso y pícaro que me permitía tener muchos seguidores. Yo no podía verles a ellos, claro está, pero era algo muy excitante el saber que estaban pensando en mí todo el tiempo… Esta historia es una experiencia muy personal y como tal, solo habla de cómo me sentí yo al vivir aquello. Sé que otras chicas han tenido experiencias similares, algunas mejores, otras peores, pero ésta que voy a contar es exclusivamente mía, y también saqué mucho aprendizaje de ella. Porque a veces los polvos más imprevistos son los mejores y más deliciosos.

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Aquella vez que me pagaron por sexo

Aquella vez que me pagaron por sexo

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 2 febrero, 2022

A estas alturas creo que no tengo que defender mi visión sobre el sexo y el placer. Estoy lejos de considerarme una mojigata, desde luego, porque desde que era bien joven y descubrí el placer carnal he disfrutado de él de muchas formas y maneras. Y aun sí, todavía hay ciertas cosas que me dan algo de reparo, o me hacen parecer mucho más tradicional de lo que soy. Una de ellas es la visión de la prostitución. Y es que donde otros tienen muy clara su opinión sobre este tema, yo lo veo como algo más complejo, con argumentos a favor y en contra. Tal vez por haber crecido todavía con esa mentalidad algo más cerrada, como si la prostitución fuera el último tabú a extinguir, no lo veo tan claro como otros. Sé que hay mujeres que, por decisión propia, se meten en este trabajo, y me parece estupendo si lo hacen realmente por sí mismas. Pero yo no lo haría, o al menos no de esa manera tan continuada.

Debo admitir que la historia de hoy es bastante peculiar porque tiene que ver con un episodio que no le he contado a nadie. Gracias a esta ventana anónima puedo  reconocer ciertas cosas que seguramente no diría cara a cara. Esta página me está sirviendo para abrirme por completo con mis sentimientos, para echar la vista atrás y entender mejor cómo soy y de dónde vengo. Y todavía a día de hoy, tanto tiempo después, el suceso que voy a contar me sigue provocando sentimientos encontrados. Porque se trata de algo que solo he vivido una vez, que no ha tenido una segunda parte, una segunda experiencia, para corroborar si lo que sentía era más o menos real. Sencillamente pasó, seguí adelante, y supongo que si estamos aquí, contando esto, es porque también fue importante para mi vida y mi forma de entender el sexo. Y por otra parte… Yo, que soy tan abierta a probarlo todo y experimentar, con una vez tuve suficiente en este caso, y supongo que eso también es algo que hay que tener en cuenta. Hoy voy a contaros la vez que me pagaron por sexo.

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Contratar a una acompañante femenina: te cuento mi experiencia

Contratar a una acompañante femenina: te cuento mi experiencia

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 6 septiembre, 2021

Hay un dicho muy conocido en España que me llamó mucho la atención cuando llegué desde Brasil: la curiosidad mató al gato. Yo nunca había tenido a los felinos como animales precisamente curiosos, y de hecho, creo que los perros lo son mucho más, pero me gustó aquella frase. En cierto manera, nos dice que no debemos meternos donde no nos llaman, porque probablemente no nos guste lo que encontremos, e incluso puede que nos provoque consecuencias graves. Pero sinceramente, yo no entiendo la vida sin la curiosidad. Es lo que nos lanza a expandir nuestro conocimiento, a probar cosas nuevas y diferentes. Yo me considero curiosa por naturaleza, y es cierto que eso a veces me ha traído consecuencias imprevistas, pero sigo viva, por ahora, y disfrutando muchísimo de cada experiencia. Incluso de aquellas que nunca me habría planteado hace tan solo unos años…

Más allá de los típicos juegos eróticos con alguna que otra amiga, que no pasaban de unos pocos besos o caricias inocentes, nunca me había imaginado estando con una chica. Me ponen demasiado los hombres, esa es la verdad, y de hecho gracias a ellos puedo ganarme la vida como lo hago. Es cierto que, en muchos de mis shows por cam, detecto cada vez más chicas conectadas, aunque siempre pensé que serían lesbianas, algo normal. No me había planteado nunca el entregarme al placer con otra chica, ya que no era algo que me atrajese especialmente. Pero las cosas cambian, y tu mente acaba expandiéndose, buscando nuevas formas de pasión, nuevas experiencias sensuales. Y al final, la curiosidad pudo más, y como tampoco tenía ningún tipo de rechazo al sexo lésbico, decidí que tal vez venía bien probar un rato de placer con una chica. Pero no lo hice de cualquier manera, buscando en bares o discotecas. Yo quería a una verdadera amante de lujo, una profesional que me diera el polvo de mi vida. Y esta fue mi experiencia.

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¡Me acosté con mi masajista!

¡Me acosté con mi masajista!

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 8 julio, 2021

Desde hace un tiempo trabajo en una nueva empresa, en una oficina que queda un poco lejos de casa. Es cierto que el trabajo es cómodo, pero a veces pasamos mucho tiempo allí, entre reuniones, trabajo frente al ordenador y demás… Hay jornadas de más de diez horas, e incluso de doce, por lo que muchos días llego a casa absolutamente reventada. Es una situación que me estaba empezando a provocar un gran estrés, tanto mental como físico. No había tenido esta sensación nunca, y lo cierto es que me limita bastante para poder disfrutar de todo lo demás. Es como si en la vida solo existiera el trabajo, y debes dejarte enfermar por poder seguir en un empleo que te permita pagar las facturas. Con tanto agobio y tanto cansancio, pensé que lo mejor sería tomarme una tarde de relax, y se me ocurrió llamar a un masajista. Había probado este tipo de servicios otras veces y la verdad es que conseguirían relajarme muchísimo.

Menti8ría si dijera que todo ese estrés laboral y el cansancio que iba acarreando día tras día no me habían afectado en el terreno sexual. Soy joven y siempre tengo ganas de hacerlo, porque además no me freno nunca si tengo la oportunidad de echar un buen polvo. Pero es cierto que en estas últimas semanas estaba bastante decaída y casi sin fuerzas. De hecho, cuando llegaba el fin de semana, en lugar de salir con mis amigas y llevarme a algún chico guapo y bien dotado a casa, a veces solo me apetecía dormir. ¡Quién me ha visto y quién me ve! Por fortuna, cuando el masajista vino a casa para darme ese masaje que tanto necesitaba, lo hizo tan bien que encendió de nuevo mi parte más cachonda y ardiente. Por eso todo terminó en un final más que feliz, en el que disfrutamos de verdad de algo más que caricias… Pero mejor os cuento la historia completa, para que no os perdáis detalle.

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Disfraces eróticos: una buena opción para las modelos de webcam

Disfraces eróticos: una buena opción para las modelos de webcam

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 1 marzo, 2021

En los últimos años, las chicas webcamers como yo nos hemos vuelto tremendamente populares porque ofrecemos algo diferente y especial al público que desea disfrutar de un poco de morbo en Internet. Ahora que tenemos a nuestro alcance prácticamente todo el porno que desearíamos, lo que los clientes buscan es algo distinto, algo especial, algo sugerente, un contacto mucho más directo con la propia chica que ven. Las webcamers han existido desde hace años pero es cierto solo ahora están consiguiendo volverse mucho más populares, precisamente por la gran cantidad de sitios donde podemos encontrar este tipo de chicas. Las hay para todos los gustos, además, así que podremos quedarnos con la que más nos guste y disfrutar de su show erótico, incluso conseguir que haga lo que le pedimos, desnudándose, tocándose, etc…

La popularidad de los sitios de webcamers ha traído también una gran rivalidad y competencia entre ellas. De ahí que la mayoría estén buscando cómo llamar la atención, cómo presentarse de manera diferente para conseguir más visitas y más usuarios. Si eres una de ellas, una de las que trabaja en este tipo de servicios online, seguro que habrás probado todo tipo de estrategias para lograr que tus clientes se queden mucho más tiempo contigo. Interactuar con ellos es vital, y eso supone tener también un gran don de gentes, para que la tentación siempre les enganche. Una buena manera de conseguirlo es a través de los juegos de rol, disfrazándote de un personaje reconocible y jugando con los usuarios a través de la pantalla. De enfermera, de colegiala… Las opciones son casi infinitas, y tú misma podrás escoger la que más te guste para poner un punto más de morbo a la situación.

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¿Ser o no ser pornochacha? Te cuento mi experiencia

¿Ser o no ser pornochacha? Te cuento mi experiencia

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 22 octubre, 2020

A estas alturas seguro que ya no te extrañará leer prácticamente nada de lo que escribo en esta página, porque estarás al tanto de mis aventuras sexuales, probando siempre algo distinto, llevando la pasión y la lujuria un paso más allá. Me encanta ser esa amante viciosa que hace siempre lo que quiere y que disfruta, dándole igual lo que piensen los demás. Creo firmemente que estamos aquí para pasarlo bien, para gozar, y no para estar todo el tiempo llorando o lamentándonos por lo poco que ganamos, lo que no podemos comprar o lo que no podemos hacer porque “no está bien visto”. Eso  no sirve para mí. Yo quiero ir mucho más allá. Por eso me meto siempre en nuevas aventuras que a veces salen bien y otras, también hay que decirlo, no tanto.

Sin embargo, hay ocasiones en las que las cosas salen incluso mejor de lo que una espera. Porque las expectativas nos juegan malas pasadas y nos acostumbramos a no elevarlas demasiado, pero cuando ce superan… Hay algo mágico en esos momentos, en la manera en la que podemos disfrutar de la pasión y del morbo si nos dejamos llevar. Lo que os vengo a contar hoy es cómo me convertí en una auténtica pornochacha, una fantasía para muchos hombres –y también muchas mujeres-, que me permitió disfrutar de una experiencia muy novedosa, divertida y sexy. Si tú también estás pensando responder a ese tipo de ofertas de trabajo y quieres conocer un poco sobre miexperiencia, sigue leyendo, porque creo que te puede interesar mucho esta historia.  

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Mi encuentro sexual… ¡con mi propio primo!

Mi encuentro sexual… ¡con mi propio primo!

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 27 agosto, 2020

La vida nos cambia a todos, a veces para mejor y otras para peor. Quien te diga que estás igual que hace años, o te está mintiendo o desde luego no te quiere adular para nada. Cambiar es bueno, es positivo, siempre que mantengamos nuestra esencia. Porque el cambio muchas veces es inevitable, incluso en el físico. Yo, de niña, era una chica poco agraciada, con un cuerpo demasiado delgado y los dientes torcidos. Por fortuna, cuando llegó la adolescencia mi cuerpo cambió, y aunque al principio fue un poco traumático, empecé a cogerle el gustillo a eso de tener siempre la mirada de los hombres sobre mí. Mis curvas llamaban la atención, y lejos de ocultarlas, yo siempre les he sacado mucho partido. De hecho, a veces provoco miradas que tal vez no debería… Pero es que no puedo evitarlo.

La historia que quiero contar tiene que ver con uno de los encuentros más excitantes y seguramente prohibidos que haya tenido jamás. Y es que yo he estado con muchos hombres diferentes, pero jamás me había fijado en alguien de mi familia… Era como un tabú, algo prohibido. Pero aquel día, cuando me reencontré con mi querido primo Álvaro, el deseo se apoderó de mí de tal manera que no pude evitarlo. Y él tampoco puso mucho de su parte por evitar que nos fundiéramos en la pasión  más intensa y viciosa. Fue algo inolvidable, por muchas razones, pero está claro que fue muy especial para los dos, y lejos de sentirme mal por aquello, cada vez que lo recuerdo me pongo cachondísima. Por eso quiero compartir esa historia tan especial.

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Mi experiencia lésbica con una compañera de trabajo

Mi experiencia lésbica con una compañera de trabajo

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 13 abril, 2020

De entre todas las locuras sexuales que alguna vez he hecho, hay una a la que le tengo especial aprecio, porque sirvió para abrirme mucho la mente en lo que al sexo se refiere, y sobre todo, también en cuestión de gustos. Yo siempre había sido una chica muy sexual, pero solo con los hombres. Es cierto que algunas chicas me ponían, y de hecho, cuando nos desnudábamos en algún lugar como un vestuario o algo así, me quedaba mirando los cuerpos de algunas de mis amigas, que también hacían lo mismo con el mío, alabando mis curvas naturales. Pensaba que era algo normal, como esos pequeños picos que nos dábamos a veces cuando estábamos un poco borrachas. Sin embargo, hubo una experiencia que me hizo ir mucho más allá de ese inocente juego lésbico.

Recuerdo que Ana era una chica muy espectacular y que tenía a todos los hombres de la empresa suspirando por ella. Uno a uno, ella los iba echando a un lado, de manera elegante pero decidida, como si no quisiera salir con ninguno de ellos. Al principio pensé que estaba loca, porque había algunos hombres muy guapos y sexys en la empresa. Pero luego lo entendí todo, justo cuando mi compañera me hizo aprender que había mucho más placer del que yo me imaginaba, allí donde nunca me había atrevido a explorar, y donde ella me guío con pasión, sensualidad y mucho vicio.

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Sexo en público: mi primer encuentro en plena calle

Sexo en público: mi primer encuentro en plena calle

Redactado por: Alba
Fecha de publicación: 28 enero, 2020

A veces me sigo sorprendiendo cuando, hablando con cualquier amiga sobre sexo, ellas siguen mostrándose cerradas a comentar aquello que hacen en la cama, lo que les gusta disfrutar, o incluso niegan tener fantasías. Me miran raro y algunas incluso se escandalizan cuando yo les cuento lo que hago con mi chico. Somos una pareja bastante liberal y sabemos disfrutar del sexo, porque creemos que es algo básico en una relación. Ellas, mientras, se conforman con echar algún polvo a la semana, siempre de la misma forma, con las mismas posturas… Pero yo quiero más. Quiero probar todo lo que pueda llegar a imaginar, y por suerte, tengo un novio maravilloso que me tiene muy satisfecha en ese sentido y me sigue el juego siempre…

Tal vez por eso me encante comentarle mis fantasías y proponerle que las hagamos realidad en los momentos más insospechados. Por ejemplo, siempre me había provocado mucho morbo imaginarnos haciéndolo en algún lugar público, como un parque o un rincón escondido en una ciudad, lo suficientemente oculto para poder disfrutarnos mutuamente, pero también accesible para cualquier que en ese momento pudiera sorprendernos. Creo que ahí radica parte de ese morbo, en la emoción de que te puedan pillar haciendo algo “prohibido” en la calle. Lo cierto es que llevaba tiempo con esa idea rondándome la cabeza, y por fin pude hacerla realidad, como una fantasía que por fin se cumplía, y además, de una forma salvaje y excitante, como pocas veces había imaginado…

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